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“El derecho para mí es una forma de vida, la rigió, me dio los medios para desenvolverme”

Ante una celebración del Día del Abogado decidimos entrevistar en Radio del Centro a un letrado con más de 50 años de trayectoria en el ejercicio de la profesión, Oscar Porley.

La primera consulta fue acerca de la decisión de estudiar derecho y Porley respondió: “Desde muy chico abracé los deseos de ser abogado y cuando egresé de la Secundaria en el Colegio Nacional me fui a Buenos Aires a hacer el curso de ingreso a la UBA (Universidad de Buenos Aires) que en aquella época (año 1.968) era bastante largo ya que duraba más de un año.

Empecé a estudiar derecho y simultáneamente trabajaba porque tenía necesidad de hacerlo. Fui interiorizándome en las materias, comenzó a gustarme cada vez más la carrera a medida que iba estudiando.

Tuve profesores muy distinguidos, académicamente muy bien preparados que me fueron entusiasmando y metiendo en las ciencias jurídicas cada vez más. Me hicieron participar de la práctica de la profesión a través del trabajo que realizaba en dos o tres estudios jurídicos.

Una inclinación que se fue despertando de a poco en mí y a medida que fui conociendo, interiorizándome cada vez más en distintos aspectos de la disciplina jurídica y profundizando conocimientos ya con más de 50 años en la profesión.

Preguntado por el inicio laboral en Chivilcoy, recordó: “En el año 1.976 cuando se produjo el golpe militar, vine a Chivilcoy en febrero o marzo del año 1.977 y me asocié con el Dr. Hugo Cartier con quien me une una entrañable amistad, seguimos juntos en la profesión.

En diciembre de 1.977 nos mudamos al actual edificio y a partir de ahí fue de forma ininterrumpida el ejercicio de la profesión”.

En relación a la tecnología aplicada a la profesión, Porley resaltó: “La tecnología nos facilitó mucho el ejercicio de la profesión y desde la parte académica en cuanto al estudio de la disciplina. Las presentaciones judiciales actualmente son todas a través de la web que nos evita los desplazamientos a tribunales que en ocasiones suman riesgo, aumentan costo y siempre implicaban una incomodidad bastante importante en el ejercicio de la profesión.

A excepción de audiencias muy importantes de manera presencial, que en el último año y medio fueron muy pocas, ahora es todo vía web.

Sin embargo, el avance de la tecnología nos plantea ahora una preocupación suplementaria porque si se decretara Internet como servicio público y las empresas privadas dejan de invertir realmente se plantea una preocupación muy seria en cuanto al nivel de continuidad de la calidad del servicio y de la prestación del servicio de justicia en nuestro caso”.

En cuanto al trabajo en pandemia, mencionó: “Me desempeñé bastante bien en la faz personal porque tengo señal de Internet en mi casa, equipo de computación y con los pendrives nos llevamos del estudio o traemos información, así me fui manejando.

El problema más serio pasaba por la comunicación con los clientes pero lo hacemos a través del teléfono, por zoom o algún otro sistema, me fui adaptando. Desde el punto de vista de la profesión no presentó la pandemia demasiados problemas en cuanto al ejercicio, salvo el cierre de los Juzgados y que éstos trabajaban con poco personal provocando que se dilaten las resoluciones, inconvenientes propios de la situación pero siguió funcionando”.

Seguidamente, Porley explicó en qué campo trabaja dentro de la abogacía: “Me dedico a asuntos más complejos, dejé bastante la práctica de las cuestiones más simples que cotidianamente preocupan a mucha gente porque ya tengo una edad en la que no puedo dedicarme como lo hacía antes.

Por lo tanto, me ocupo más de asuntos complejos en empresas, cuestiones de medianerías de campo, inundaciones, temas que demandan un análisis profundo, una negociación mucho más delicada.

No estoy dedicado a los trámites de divorcio y nunca trabajé en el ámbito familiar por principios particulares debido a que me producen mucha presión moral a excepción que sean divorcios con mutuo consentimiento sin litigio entre los conyugues ni problemas de la tendencia de niños porque moralmente no me hace bien”.

A continuación el abogado se expresó a los cambios de la profesión con el pasar de los años: “La profesión fue cambiando porque al ampliarse la oferta académica, estableciéndose diferentes universidades en distintos puntos del país, ocurrió lo mismo con la oferta profesional, entonces cambió mucho. Se fueron recibiendo cada vez más profesionales, se fue diversificando la oferta laboral y modificó la profesión de una manera importante.

Hay que estar permanentemente atentos a los cambios porque las normas jurídicas van modificándose, de hecho en el año 2015 se cambió el Código Civil que tenía una vigencia superior a los cien años y hubo que adaptarse.

Es una disciplina el derecho que tiene mucha movilidad y obliga a una constante capacitación”.

Al referirle si considera al abogado como un trabajador esencial, reflexionó: “Desde el punto de vista filosófico todos somos esenciales, no creo que haya ser humano que no lo sea porque siempre uno es esencial para alguien empezando por sí mismo y luego para quienes nos rodean. No estoy de acuerdo con persona esencial o actividad esencial. En la maquina económica todos somos esenciales, todos somos un elemento dentro de esa gran maquinaria que contribuye al movimiento, al avance, al progreso y a satisfacer necesidades de terceros. Por lo tanto, no creo que una actividad sea más esencial que otra, alguna puede tener urgencia en la asistencia pero esenciales somos todos”.

Acto seguido, puntualizó qué significa la abogacía en la faz personal: “El abogado tiende a la defensa de los justiciables, de las personas, la defensa de los derechos y garantizar sobre todo la libertad que junto a la vida es uno de los derechos primarios básicos del ser humano. La abogacía tiende a la defensa de derechos como la seguridad, la vida, la propiedad, la libertad, la privacidad, la protección de todos los derechos del ser humano que tienden a configurarlo como tal y asegurarle una vida honorable, asimismo feliz. Es funcionalmente la esencia de la profesión de abogado.

La abogacía es mi forma de vida porque aún inconscientemente vive pendiente del deber ser y deber hacer, realizándolo bien y tratando de conducirse como corresponde y demás se merecen. No siempre lo logramos lógicamente porque todos somos falibles pero esencialmente la abogacía lo que hizo en mí fue formarme como persona y asimismo como profesional. Creo haber correspondido satisfactoriamente con esa formación que me dio el derecho, conducido en la vida correctamente amén de la simpatía o antipatía que haya podido despertar como sucede con todos.

El derecho para mí es una forma de vida, la rigió, me dio los medios para desenvolverme, para criar a mi familia, para formarme y no creo que pudiese elegir otra profesión de tener la posibilidad de vivir 50 años hacia atrás nuevamente. No se me ocurre que podría dedicarme a otra cosa”, concluyó.






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